El castillo DE CORNATEL se asienta sobre un promontorio rocoso cortado hacia el este y el norte por un barranco de más de 180m de desnivel, por el que transcurre el arroyo de Rioferreiros. Por sus otros dos flancos, que resultan de fácil acceso, está protegido por una sola muralla recorrida por un paseo de ronda defensivo almenado. Por este lateral es por el que accederemos al castillo por medio de una relajada escalera de piedra y madera.
Los Templarios caballeros templarios permanecerían en la fortaleza hasta 1312.
En 1843, el castillo es utilizado como escenario romántico para una de las principales novelas históricas españolas, El Señor de Bembibre, escrita por el escritor berciano Enrique Gil y Carrasco:
«Por fin, torciendo a la izquierda y entrando en una encañada profunda y barrancosa por cuyo fondo corría un riachuelo, se le presentó en la cresta de la montaña la mole del castillo iluminada ya por los rayos del sol, mientras los precipicios de alrededor estaban todavía oscuros y cubiertos de vapores. Paseábase un centinela por entre las almenas, y sus armas despedían a cada paso vivos resplandores. Difícilmente se puede imaginar mudanza más repentina que la que experimenta el viajero entrando en esta profunda garganta: la naturaleza de este sitio es áspera y montaraz, y el castillo mismo cuyas murallas se recortan sobre el fondo del cielo parece una estrecha atalaya entre los enormes peñascos que le cercan y al lado de los cerros que le dominan. Aunque el foso se ha cegado y los aposentos interiores se han desplomado con el peso de los años, el esqueleto del castillo todavía se mantienen en pie y ofrece el mismo espectáculo que entonces ofrecía visto de lejos».
Fragmento del capítulo X de El Señor de Bembibre
Sin lugar a dudas un tesoro escondido en las montañas del Bierzo guarda de las Médulas y los montes aquilianos.